miércoles, diciembre 08, 2010

Pronunciamiento wayúu para la COP XVI

Este escrito es un sentir colectivo, aunque es letra y alma de Wayuunaiki a través del tawala David Hernández Palmar, al igual que estas imágenes. Recoge el espíritu de lo que los hermanos y hermanas wayúu vienen clamando y ahora más que nunca a raíz de lo que está ocurriendo en la tierra madre, Mma.

El Territorio wayuu, si piensan en Suramérica es la tierra que está en la parte más norte del mapa, hemos sido blanco del conflicto armado, los embates de la explotación minera a cielo abierto más grande del mundo, y ahora los síntomas casi irreversibles del cambio climático que hace convulsionar a nuestro planeta. Hoy nuestro pueblo wayuu, que estamos en Colombia y Venezuela, somos más de 40 mil damnificados por las lluvias. El 90% de nuestro territorio está bajo las aguas, nos hemos quedado sin nuestras casas, nuestros animales. Nos hemos desplazado forzosamente a sitios ajenos llamados ¨refugios¨, lo que nos hace saber muy tristemente que hoy somos, eso, ¨refugiados climáticos¨ y muy seguramente pasaremos a ser ¨migrantes¨ en las ciudades, mientras nos ¨reconstruyen¨ nuestros territorios, dejándonos esa pregunta con respuesta incierta ¿Vendré de nuevo a la casa?


No es asunto de declarar una zona en emergencia por contingencia de los estados, donde quedan algunos glorificados en nombre de nuestro sufrimiento, si no que a partir de esta realidad, nosotros los wayuu les convidamos a que vean y sientan lo que nuestra tierra está diciendo. Mma (la tierra) pide cariño y demanda dentro de su dolor, agua para purificarse, y dentro de su agonía ya no distingue a quienes hacen el daño, aquellos otros de oídos capaces, pero sordos por decisión, aquellas mentes no seniles, pero selectivas, que no saben siquiera como valorar a una madre. Hacemos un llamado a las partes que no han asumido su compromiso, a que no piensen en darnos esas cantidades irrisorias en fondos para ayuda de desastres naturales, que son generados a continentes de distancia, porque lo vemos como paliativos para comprar la desgracia de nuestra gente, de nuestros pueblos.


Les exhortamos más bien, a que no dejen pasar más tiempo, porque cada tiempo es vida. Les invitamos a que piensen en los pueblos, comunidades y aldeas de sus respectivos países y que hagan el ejercicio del proverbio que dice, ¨cuenta tu aldea y contarás al mundo¨, entonces cuenten sus aldeas y contaran el sufrimiento de todos. Queremos acciones reales en la COP 16 Cancún, que las estructuras de los gobiernos dominantes piensen en las raíces de las causas y no en los síntomas. Es tiempo de conectar los puntos y llegar a un acuerdo tomando en cuenta nuestros aportes como pueblos indígenas. Háganse un favor, vean, sientan, que la moción no sea solo visual y escrita, si no que sea carne y sentimiento, para que no malgasten en reuniones sin compromisos.


Saludamos a los hermanos negociadores comprometidos y a quienes dan vida a los espacios alternativos, les abrazamos y sabemos que dejan familias, hijos, hijas y que van con la esperanza que éstos les dan. Que nuestra tristeza sea fuerza para todos y todas ustedes. Muy bién lo vaticinó el Abuelo Seattle: “Todo lo que le pase a la tierra le pasará al hombre”. Si no nos sensibilizamos, haremos la sucia tarea de borrar el color de la tierra. Sólo mediante la consulta previa de carácter vinculante, la participación directa de las comunidades afectadas, se puede dialogar y solucionar. Nos une la esperanza, nada tendrá sentido si no nos unimos, solos no podemos: O lo hacemos juntos o no cambia nada”.


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