Christina Haverkamp es una persona verdaderamente especial. Oriunda de Hamburgo, Alemania, educadora, luchadora social y activista.
En su historial se cuenta el hecho de haber cruzado el Atlántico en fechas relacionadas con los 500 años del encuentro de los dos continentes, con su amigo Rüdiger Nehberg para luego plantar la balsa frente a la Casa Blanca. Todo un símbolo cargado de protesta.
Llegó a Venezuela a dejar el alma por el pueblo yanomami. Su labor ha sido construir ambulatorios con adecuaciones interculturales en zonas estratégicamente ubicadas en la selva amazónica para un pueblo indígena que se caracteriza por ser errante.
En su historial se cuenta el hecho de haber cruzado el Atlántico en fechas relacionadas con los 500 años del encuentro de los dos continentes, con su amigo Rüdiger Nehberg para luego plantar la balsa frente a la Casa Blanca. Todo un símbolo cargado de protesta.
Llegó a Venezuela a dejar el alma por el pueblo yanomami. Su labor ha sido construir ambulatorios con adecuaciones interculturales en zonas estratégicamente ubicadas en la selva amazónica para un pueblo indígena que se caracteriza por ser errante.
No es una soñadora ni una Quijote. Materializa cosas que nadie hace. Lucha con obstáculos de la zona, geográficos, culturales y políticos.
Es una amiga, hermana y aliada de los pueblos indígenas. Es un honor compartir con ella.
Es una amiga, hermana y aliada de los pueblos indígenas. Es un honor compartir con ella.
Su página web es:
Yanomami-Hilfe (en inglés)
Yanomami-Hilfe (en español)
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