martes, noviembre 23, 2010

La salud indígena amenazada

Crear la Salud Indígena en el país ha sido un trabajo colosal de 6 años. Siendo una dirección asesora del ministro, una referencia internacional, con publicaciones, con el trabajo de 300 personas, con convenios internacionales, se ha convertido en un modelo a seguir como ejemplo de gestión eficiente. Inclusive se llegó a llamar como “etnogerencia”, ya que no es trabajo de una persona sino de un colectivo y el colectivo por encima de todo.

Actualmente se encuentra amenazada con desaparecer. Luego del cambio en la dirección, la persona que actualmente la ocupa brilla por su ausencia. Los indígenas que liderizaban los distintos proyectos han sido despedidos, ocupando sus puestos personas no indígenas y que no llenan el perfil ni conocen la problemática (ni la sienten). La reciente epidemia de malaria en Alto Orinoco es un ejemplo de ello, no le dieron la importancia y las acciones comenzaron luego de la presión, por cierto, muy escuetas.

Los despidos ascienden a 43 personas (algo nunca visto en la gestión pública del gobierno bolivariano y mucho menos en indígenas). Esta cantidad, proporcionalmente, es muy alta.

La última estocada corresponde a las recientes declaraciones de la ministra Sader en reunión con los coordinadores de los estados refiriendo que el Hospital de Paraguaipoa, del municipio Guajira, “no es prioridad”, dando al traste con la posibilidad de tener el primer hospital completamente indígena de el país, con las mejores adecuaciones interculturales. El hospital se encuentra bastante adelantado, pero requiere del apoyo financiero para culminarse.

El gobierno nacional no permite financiamiento externo, pero tampoco lo provee. Es una contradicción. ¿Estará el presidente enterado de estas acciones tan anti-indígenas cuando ha sido él quien ha abierto la participación y la oportunidad?


miércoles, noviembre 03, 2010

¿Dónde está el liderazgo indígena?

De que la revolución bolivariana es quien ha dado la mayor participación a los indígenas desde hace 500 años no hay discusión. Quien ha vivido este proceso de crecimiento lo sabe. Desde la misma Constitución, con un capítulo dedicado y basado en cuerpo y alma en el convenio 169 de la OIT (ratificado en el 2006), pasando por las diversas leyes sobre educación intercultural y la misma Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas (LOPCI), entre otras.
Pero ha sido tanta la participación en materia política, social y cultural, que la burocracia ha arropado los liderazgos. Ya no se habla de organizaciones indígenas. Las mismas han estado plegadas a las decisiones del partido.
Esto lo reitero debido a las diversas situaciones de conflicto que se han estado dando en el país y que no han tenido eco, lastimosamente, en nuestra dirigencia. Me refiero concretamente al hecho de que los hermanos y hermanas indígenas que otrora eran dirigentes ahora ocupan puestos en diferentes cargos de la administración pública y ahora están del lado del patrón. No salen a protestar por temor a perder sus quincenas.
Situaciones como el encarcelamiento de Sabino Romero, sólo protestada por el padre Korta, la muerte de los yanomamis por la malaria, los atropellos al ambiente en el Caura, denunciada con mucho tiempo, los despidos injustificados que se quisieron realizar en el MPPS y Barrio Adentro y que ocasionaron una movilización (como si a los indígenas les encantara estarse movilizando a Caracas con dinero que no tienen), la situación de los waraos de tuberculosis y desnutrición debido al la desviación de los caños por las petroleras, el problema de los pumes por el despojo de las tierras, son hechos que aún son deuda para el estado. Tan sólo la demarcación, que no se sabe cuándo se dará, es la deuda más grande.

Existe un ministerio que tiene esta rectoría. Hacer centros chamánicos no es parte de la solución. Entregar bolsas de comida mucho menos.



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