miércoles, diciembre 13, 2006

Lactancia

Como esa canción que compara a la mujer del campo y la de la ciudad, vemos que nuestras mujeres indígenas aún conservan esa bendición de Dios como prioritaria. No les avergüenza sacar su teta en cualquier lugar para darle su amor a su hijo o hija. No le preocupa que se le pongan flácidas o le salgan estrías. No le inquieta la hra o lo cansada que esté. Sí le preocupa que salga buena leche y que su crío quede satisfecho. No le importa si hace tres horas había comido se la vuelve a sacar. Desde tiempos inmemoriables nuestras mujeres amamantan a sus hijos. El capitalismo nos ha hecho prescindir de este don de Dios. Y digo que es el capitalismo porque la mujer ha dejado de amamantar para incorporarse a la faena diaria, por que hay que llevar"capital" a la casa.

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