La interculturalidad debe seguir

Pareciera que volvemos a caer en una pausa, como cuando se presiona esa tecla en un reproductor de música. La era de políticas de salud orientadas interculturalmente están como si se hubiesen agotado las ideas. 

En el mundo intercultural hemos tendido noticias maravillosas como la implementación de las hamacas en  México, más de 30 años después de haber hecho el estudio, en el hospital con población maya. Que se promulguen a las parteras como miembros importantes del sistema de salud, que se siga insistiendo con los traductores y la medicina tradicional, son todas buenas noticias. 

Lástima que no sean en nuestro país. Porque, a pesar de que dimos pasos agigantados en su momento, ahora sólo tenemos noticias lamentables como el resurgimiento de algunas enfermedades como la difteria. El agobio del HIV y la malaria. Y el aporte es simplemente paternalismo, jornadas, sectarismo y olvido. 

Siempre he dicho que la voluntad política es indispensable como motor de las políticas de salud. El hecho de que no haya avances es por esta razón: ya no hay voluntad política o el motor político va en otra dirección. Por eso siempre he insistido en que esos espacios de pelea deben ser tomados por los indígenas porque son quienes saben lo que pasa y lo que necesitan. Nadie debe pensar y decidir por ellos. Y si no se pisa el mismo suelo que ellos no se logra comprender lo que ocurre. También se debe tener formación técnica para ello. Es primordial. 

Ya no debe haber titubeos. Luego de tantos años que hablamos de esto no podemos improvisar. Las fórmulas existen, funcionan, lo hemos vivido. Debemos ilustrar a los paracaidistas y seguir la cadena. Si se rompe el eslabón vienen las víctimas, los enfermos, las muertes.